El paro nacional docente de 48 hs, el 6 y 7 de marzo, fue el puntapié inicial hacia la realización de un paro general de todos los gremios del país, que la clase trabajadora lleva reclamando a la dirigencia de la principal central sindical, la CGT, que además es la única que tiene personería gremial según la Ley de Asociaciones Profesionales.
Más de 50000 docentes habían marchado en Buenos Aires hacia el Ministerio de Educación para exigir la apertura de la paritaria (negociación) nacional con el estado nacional y las provincias, que el gobierno nacional del empresario Maurizio Macri decidió no realizar este año pese a que la ley así lo indica y por lo tanto incurre en una ilegalidad deliberada: no quiere garantizar un salario mínimo docente a nivel nacional. Además, fue el punto de confluencia de los reclamos salariales específicos en las provincias, el más notorio de ellos el de provincia de Buenos Aires, donde los docentes reclaman un 35% para recomponer su situación -perdieron 10 puntos el año pasado- y la Gobernadora María Eugenia Vidal formuló una propuesta salarial de 18% de aumento, en línea con la irreal e increíble meta oficial de inflación de 12-17%, mientras las consultoras privadas estiman será de por lo menos 25%. Los docentes de todo el país expresaron su solidaridad con el dirigente gremial bonaerense Roberto Baradel, amenazado de muerte junto a su familia por los servicios de inteligencia. Una situación tal de persecución no se vivía desde la época del modelo económico neoliberal (1976-2002).
En la marcha docente del 6 los trabajadores de la educación le reclamaron en la cara al grito de "Paro General" el fin de la tregua sindicatos-gobierno al triunviro de la CGT Carlos Acuña, quien debió conceder un "Ya tenemos el paro nacional". Fue apenas un aviso de lo que se vio el 7 de marzo con la multitudinaria movilización (más de medio millón de trabajadores convocados y autoconvocados) de la CGT, a la que asistieron los sindicatos, agrupaciones políticas, partidos de izquierda y progresistas y hasta centrales de pequeños y medianos empresarios nacionales (CAME, CGERA) crecientemente arruinados por la política de reconversión económica que el macrismo aplica sin dilaciones desde diciembre de 2015.
El Triunvirato de la CGT Acuña-Daer-Schmid no pudo bajar durante largos minutos del palco del acto oficial en el que recibieron abucheos, silbidos y un reclamo contundente de las bases ante el anuncio impreciso de un paro general a realizarse entre marzo y abril: "Poné la fecha, la puta que te parió". La burocracia sindical que aceptó una miserable suba del mínimo no imponible de impuesto al salario que no compensará inflación 2017 y que permaneció mayormente impasible frente a los 400000 despidos en el sector público y privado y los 5 millones de argentinos que cayeron en la pobreza, se vio desbordada.
La pax macrista se desgarra. No alcanzan los publicitados parches para ocultar la verdadera situación de caída de la economía y empeoramiento notable de las condiciones de vida. El PBI cayó en 2016 2,8% y la inflación de 41% se carcomió en promedio 10% del salario real. El consumo de desplomó. La apertura indiscriminada de importaciones de bienes de consumo para "bajar la inflación" y "abrirnos al mundo" destruye sistemáticamente puestos de trabajo en el sector industrial: la capacidad ociosa es la más grande desde la crisis de 2001-2002. La tasa de desempleo todavía no ha sido anunciada por el INDEC, pero esta con toda seguridad ya se ubica -a menos que se utilice algún artificio estadístico- en los 2 dígitos, como no sucedía desde 2006. Los trabajadores no sólo se limitan respecto de consumos como electrónica, vestimenta y ocio: el consumo de leche se redujo sólo en 2016 25%. En el Conurbano Bonaerense se duplicó la cantidad de niños que asisten a comedores. Como si no fuera poco recibir menos salario, se come cada vez menos y peor.
Pero pese a todo esto, también comienza a vislumbrarse un camino de salida de la crisis inducida por el régimen plutocrático de Maurizio Macri. En dos frentes. 1) A nivel gremial, la confluencia de sindicatos de la CGT combativos, partidarios del paro general, con la CTA -la otra central sindical, sin personería gremial pero con más de 1 millón de afiliados- y centrales de pequeños y medianos empresarios nacionales. 2) A nivel político, la necesidad que se impone de un frente anti-ajuste entre el peronismo -dirigido por su ala izquierda, es decir, el kirchnerismo-, la izquierda progresista y clasista y sectores disidentes del radicalismo, la socialdemocracia, etc.. que rechazan la restauración conservadora en curso. Este frente político-electoral-gremial tendría todas las condiciones para alcanzar el 40% de los votos en las elecciones legislativas de este año.
La posible candidatura de Cristina Kirchner al Senado por provincia de Buenos Aires -está primera en todas las encuestas, tiene hasta el 45% de intención de voto- puede peligrar si es detenida por orden del juez Claudio Bonadío por la causa Los Sauces, a la que concurrió a presentar un escrito el 7 de marzo en los tribunales de Comodoro Py. Se trata de una persecución política con el fin de descabezar el frente anti-ajuste, ya sea intentando degradar la imagen de la ex presidenta como una "corrupta" o de apresarla en una fecha imprecisa si el macrismo lo juzga necesario.
El paro de las mujeres trabajadoras previsto para el día de la fecha continuará exhibiendo, en este caso, la situación del sector asalariado que recibe peor remuneración en su conjunto.
En tanto, la imagen del Presidente Maurizio Macri cae en picada: ahora tan sólo recibe una aprobación de su gestión de 35-36%. Es el porcentaje histórico del gorilismo -antiperonismo- argentino. Con ese apoyo no alcanza. Puede quedar hecho añicos a medida que avanza la degradación económica y de las condiciones de vida. Las elecciones primarias y legislativas en el segundo semestre confirmarán que Argentina no puede ser gobernada como una empresa privada.
Más de 50000 docentes habían marchado en Buenos Aires hacia el Ministerio de Educación para exigir la apertura de la paritaria (negociación) nacional con el estado nacional y las provincias, que el gobierno nacional del empresario Maurizio Macri decidió no realizar este año pese a que la ley así lo indica y por lo tanto incurre en una ilegalidad deliberada: no quiere garantizar un salario mínimo docente a nivel nacional. Además, fue el punto de confluencia de los reclamos salariales específicos en las provincias, el más notorio de ellos el de provincia de Buenos Aires, donde los docentes reclaman un 35% para recomponer su situación -perdieron 10 puntos el año pasado- y la Gobernadora María Eugenia Vidal formuló una propuesta salarial de 18% de aumento, en línea con la irreal e increíble meta oficial de inflación de 12-17%, mientras las consultoras privadas estiman será de por lo menos 25%. Los docentes de todo el país expresaron su solidaridad con el dirigente gremial bonaerense Roberto Baradel, amenazado de muerte junto a su familia por los servicios de inteligencia. Una situación tal de persecución no se vivía desde la época del modelo económico neoliberal (1976-2002).
En la marcha docente del 6 los trabajadores de la educación le reclamaron en la cara al grito de "Paro General" el fin de la tregua sindicatos-gobierno al triunviro de la CGT Carlos Acuña, quien debió conceder un "Ya tenemos el paro nacional". Fue apenas un aviso de lo que se vio el 7 de marzo con la multitudinaria movilización (más de medio millón de trabajadores convocados y autoconvocados) de la CGT, a la que asistieron los sindicatos, agrupaciones políticas, partidos de izquierda y progresistas y hasta centrales de pequeños y medianos empresarios nacionales (CAME, CGERA) crecientemente arruinados por la política de reconversión económica que el macrismo aplica sin dilaciones desde diciembre de 2015.
El Triunvirato de la CGT Acuña-Daer-Schmid no pudo bajar durante largos minutos del palco del acto oficial en el que recibieron abucheos, silbidos y un reclamo contundente de las bases ante el anuncio impreciso de un paro general a realizarse entre marzo y abril: "Poné la fecha, la puta que te parió". La burocracia sindical que aceptó una miserable suba del mínimo no imponible de impuesto al salario que no compensará inflación 2017 y que permaneció mayormente impasible frente a los 400000 despidos en el sector público y privado y los 5 millones de argentinos que cayeron en la pobreza, se vio desbordada.
La pax macrista se desgarra. No alcanzan los publicitados parches para ocultar la verdadera situación de caída de la economía y empeoramiento notable de las condiciones de vida. El PBI cayó en 2016 2,8% y la inflación de 41% se carcomió en promedio 10% del salario real. El consumo de desplomó. La apertura indiscriminada de importaciones de bienes de consumo para "bajar la inflación" y "abrirnos al mundo" destruye sistemáticamente puestos de trabajo en el sector industrial: la capacidad ociosa es la más grande desde la crisis de 2001-2002. La tasa de desempleo todavía no ha sido anunciada por el INDEC, pero esta con toda seguridad ya se ubica -a menos que se utilice algún artificio estadístico- en los 2 dígitos, como no sucedía desde 2006. Los trabajadores no sólo se limitan respecto de consumos como electrónica, vestimenta y ocio: el consumo de leche se redujo sólo en 2016 25%. En el Conurbano Bonaerense se duplicó la cantidad de niños que asisten a comedores. Como si no fuera poco recibir menos salario, se come cada vez menos y peor.
Pero pese a todo esto, también comienza a vislumbrarse un camino de salida de la crisis inducida por el régimen plutocrático de Maurizio Macri. En dos frentes. 1) A nivel gremial, la confluencia de sindicatos de la CGT combativos, partidarios del paro general, con la CTA -la otra central sindical, sin personería gremial pero con más de 1 millón de afiliados- y centrales de pequeños y medianos empresarios nacionales. 2) A nivel político, la necesidad que se impone de un frente anti-ajuste entre el peronismo -dirigido por su ala izquierda, es decir, el kirchnerismo-, la izquierda progresista y clasista y sectores disidentes del radicalismo, la socialdemocracia, etc.. que rechazan la restauración conservadora en curso. Este frente político-electoral-gremial tendría todas las condiciones para alcanzar el 40% de los votos en las elecciones legislativas de este año.
La posible candidatura de Cristina Kirchner al Senado por provincia de Buenos Aires -está primera en todas las encuestas, tiene hasta el 45% de intención de voto- puede peligrar si es detenida por orden del juez Claudio Bonadío por la causa Los Sauces, a la que concurrió a presentar un escrito el 7 de marzo en los tribunales de Comodoro Py. Se trata de una persecución política con el fin de descabezar el frente anti-ajuste, ya sea intentando degradar la imagen de la ex presidenta como una "corrupta" o de apresarla en una fecha imprecisa si el macrismo lo juzga necesario.
El paro de las mujeres trabajadoras previsto para el día de la fecha continuará exhibiendo, en este caso, la situación del sector asalariado que recibe peor remuneración en su conjunto.
En tanto, la imagen del Presidente Maurizio Macri cae en picada: ahora tan sólo recibe una aprobación de su gestión de 35-36%. Es el porcentaje histórico del gorilismo -antiperonismo- argentino. Con ese apoyo no alcanza. Puede quedar hecho añicos a medida que avanza la degradación económica y de las condiciones de vida. Las elecciones primarias y legislativas en el segundo semestre confirmarán que Argentina no puede ser gobernada como una empresa privada.
¿En que consiste exactamente el caso Dolor Futuro? En todo caso, no creo que los peronistas dependan de una persona, y el partido será el que atrae al electorado, ¿no?
ResponderEliminarSaludos Rojos